Mis entrañas al aire...

Yo soy esa persona que se pierde entre playas y sonrisas, y que no necesita nada más que ella misma. Cuando se llena el cajón de mi desorden, aquí está esto. Sed benevolentes, no me juzguéis y si no sois capaces, no me leáis.

jueves, 6 de octubre de 2011

Como cada mañana...

Empieza el día y tu eres lo que quiero desayunar.
Cada poro de mi piel exhala el deseo de tocarte, de saber que he despertado en un día diferente y que tu, sigues estando en el, que eres la realidad, mi realidad...
Inyéctame en dosis industriales esa sustancia alucinógena que me produce tu olor, y muerde mis labios como si me pellizcaras para despertarme de un sueño...
Fúndete conmigo y no te vuelvas a ir nunca más... porque te echo de menos cada mañana que paso sin ti... y no puedo desayunarte...









lunes, 3 de octubre de 2011


Siento que me quedaría a vivir en tu espalda, dibujando caminos y 
letras imaginarias con la yema de mi dedo índice, mientras tu permaneces en silencio, mientras siento que te quiero tanto, que un día el corazón va a salir de mi pecho para irte a buscar... porque no siente permanecer a mi vida, sino a la tuya. Y entonces, lo veo:

Veo como se eriza mi piel, poco a poco, poro a poro dejándose ver, mientras tu cara se va acercando lentamente a la mía...
nuestros labios se tocan, pero no se aprietan, simplemente se rozan, haciendo encajar, como piezas de un mismo engranaje, nuestras bocas entre abiertas.

Trago saliva y siento como tu lengua cruza el umbral de mi boca, para encontrarse con la mía y acariciarla suavemente, jugando, saboreándose, conociéndose como si fuera la primera vez...
haciendo desear al resto de mi cuerpo que tu mano se pose en mi cintura, o que me acaricies el brazo... hasta que, sin saber por qué, lo adivinas y sucede, y entonces, todo es perfecto. 

Porque nunca había sentido unas caricias iguales, tan delicadas y a la vez ardientes, como si me quemaran dibujando surcos en mi piel...
Y a cada beso que me sigues regalando sigo dedicándome por entero, como si me dieran vida, como si me dieran el sentido de todo, aunque al mismo tiempo todo carezca de sentido... un sentido que no quiero encontrar cuando lentamente me apartas el pelo de los hombros, con un gesto imperceptible y cubres mi cuello de besos deslizándote poco a poco por la curvatura de mi espalda al acabar... y necesito inhalar una bocanada de aire, de este aire invadido por nuestro sudor... 


Te juro que me vuelves loca, solo con tu presencia, solo con tus besos... no hagas nada, solo mírame, disfrútame...
y yo te juro, que te 
haré temblar...


Lau.