Mis entrañas al aire...

Yo soy esa persona que se pierde entre playas y sonrisas, y que no necesita nada más que ella misma. Cuando se llena el cajón de mi desorden, aquí está esto. Sed benevolentes, no me juzguéis y si no sois capaces, no me leáis.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Ganas inmensas.

Ganas inmensas de besarte la boca, apretando mis labios contra tus labios, de dejar que flote en el aire el deseo de tu pensamiento y la tranquilidad de tu párpado móvil reposando cerrado.
Acariciarte el cuello con la yema de mis ganas, que se ericen mi nostalgia y tu piel con el roce de tu aliento. 
Hacer turismo por tu tripa, que danza en un compás de olas al vaivén de tu respiración, que se altera con mis mordidas en tu costado, que se calma con mi beso en tu ombligo.
Perderme. Perderme entre tus piernas con los ojos cerrados mientras me guías tomándome del pelo firmemente, tranquila y excitada, temerosa y ansiada. Que llene mi boca la lujuria y mis oídos tu música cuando todo se colma de placer, cuando esbozo esa sonrisa pícara al mirarte, rozándote con la punta de la lengua.
Me encantan tus vaqueros, y tengo unas ganas inmensas de verlos, en el suelo de mi cuarto.


Deseo.

La dulce anarquía de tu lengua prohibida, me llama a gritos desde lo más profundo de mi. Es mi ideal político, mi religión, mi forma de vida, todo en lo que creo. Me absorbe y me arrastra entre tus manos, entre esas caricias, esos besos y esas mordidas que te regalo esperando a que tu cuerpo se erice. Días de lluvia como hoy, me metería bajo tu manta hasta que suplicases liberarte de mi boca, hasta que te tiemblen las piernas. No parar hasta erizar cada poro de tu piel, ver como me miras al gemir, sentirte conmigo, imaginarlo todo antes de empezar y saber que tu también lo has hecho. 
Nunca fueron buenos los aires de caperucita, pero no le temo a tu boca de lobo.